
Han transcurrido más de setenta años desde el
comienzo de la triste guerra civil española. El año pasado
hubo numerosas conmemoraciones que incluían conferencias,
debates y por supuesto, proyecciones. La cantidad de libros
editados en los últimos años, ha aumentado la bibliografía
disponible sobre el tema.
Y la Universidad de Zaragoza cuenta
con uno de los mayores expertos en esta materia: Julián
Casanova. Pese a todo esto, y a lo que muchas veces se ha
dicho, no se han hecho tantas películas sobre la guerra civil
como cabría esperar.
Menos aún en tiempos democráticos, ciñéndonos al
campo de la ficción, obras de alta calidad. También se echa de
menos la mirada de los jóvenes cineastas pues, salvo David
Trueba, no ha habido ninguno que se haya atrevido o querido
aproximarse al conflicto.
Podríamos añadir al
mexicano Guillermo del Toro, pero en El espinazo del
diablo (2001) lo de menos es la guerra civil; su historia
podría haberse desarrollado en cualquier lugar y circunstancia difícil. Su más reciente
incursión, El laberinto del fauno (2006), se ambienta ya
en la inmediata posguerra y, por tanto, se sale
de nuestro estricto marco cronológico.
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